Stop Making Sense

Jonathan Demme filmó con 7 cámaras y durante cuatro noches los conciertos que los Talking Heads dieron en el Teatro Pantages de Hollywood Boulevard durante la Navidad de 1983. La película se estrenó en cines en 1984 y recibió excelentes críticas y fue considerado como "una de las más grandes películas de rock jamás hechas", además de recibir calificativos como "abrumadora", "fascinante" y "brillante", destacando también la habilidad de Demme para capturar "el enérgico e impredecible directo de la mejor época de Talking Heads en todo su esplendor y agudeza visual".