El diablo entre las piernas

Beatriz y el Viejo han estado juntos durante décadas. Farmacéutico homeopático retirado, el Viejo ahora divide su tiempo entre su hogar en la Ciudad de México, donde se pasea con su bata de casa, enfurecido contra Beatriz y visitando en secreto a su amante. Beatriz, cuando no lleva la peor parte de las diatribas del viejo, se escabulle para tomar clases de tango y para proponerle matrimonio a su compañero de baile más joven. Con sus hijos creciendo y abandonándolos hace mucho tiempo, la única persona que queda para presenciar la rutina cada vez mayor de la pareja de ancianos es Dinorah, la joven criada que eventualmente tomará el asunto en sus propias manos.